PA QUÉ,….PA QUÉ






No sé si debo, pero tampoco sé si puedo contar todo lo sucedido, pues lo peor que le puede pasar al cronista es tener lagunas en el relato mental de los hechos, y es que eso de que la última copa es la que se infecta parece es verdad. No obstante esto es una primera entrega que se puede ver ampliada a medida que pase el tiempo o a sugerencia de los demás testigos.
¿ Acaso pensaban mis compadres que su XXV ANIVERSARIO, iba a pasar así, tan formal, sin nada raro ? . De eso nada, como toda buena obra de teatro que se precie tendrá, una INTRODUCCIÓN (de la que supongo se encargará personalmente mi compadre) , un NUDO ( que sería el que les formó cuando la otra tarde vieron que los coches ponían rumbo a Almería sin dar explicaciones) y un DESENLACE( que evidentemente no quiere decir deshacer el enlace, y que aún está por venir).
Como digo al igual que los reyes magos siguieron la estrella de Belén, los coches con los interfectos a bordo, siguieron la ruta que el amigo Manolo P. iba marcando y que desembocó en la casa de su suegra, en pleno Zapillo Almeriense. Aunque la pareja en cuestión algo se tuvo que oler, no les quedó más remedio que seguir el rollo y obedecer disciplinadamente las instrucciones de los golfos que estaban dispuestos a pasar una noche de despedida de solteros/as como Dios manda ( más o menos ).
La sección de lencería fina para ellas, y la de alta costura, para ellos, se encargó de adecentarnos para tan especial velada, dotando al grupo de unos trajes que producían el asombro de propios y extraños a medida que entrábamos en los distintos locales. Dejándonos la vergüenza en el maletero de los coches, nos echamos a la calle. La cerveza, el vino, el “pescaíto” frito, los “taberneros” y los mejillones (esos tan grandes y tan abiertos, que le hacen a uno pensar qué hacer con ellos), dieron el punto inicial. A partir de ahí, los “vivas” a los novios, a la Virgen de la Regla y a San Torcuato (con esa pinta preferíamos decir que éramos de Guadix) , se fueron sucediendo durante toda la noche.
Cuando ya el punto, era punto y coma,..¿ Quién no se toma una copa? Pues ala, al Mandala ( léase rimando) y ahí, “pa qué, …pa qué”. Hasta donde me acuerdo, en este “garito”, entre cubata y cubata hubo cachondeo, baile, guasa, risas y hasta lágrimas, y digo bien y digo lágrimas, que fueron las que se le saltaron al camarero cuando vio que nos habíamos ido sin pagar. El que llevaba la pasta, con dos Gin Tonics en el cuerpo, hizo como los toreros. Al ver la factura hizo un “metesaca” con la cartera, y después una “larga cambiada”, se volvió a guardar los cuartos… y a otra cosas mariposa. Menos mal que para eso están los camareros, para recordarnos nuestras obligaciones, y eso de que “si bebes para olvidar, paga antes de empezar” . Bueno el cronista, con la seriedad que le da ir con el gorro de la novia calado hasta las orejas, resolvió rápidamente la situación, o sea pagó.
La peregrinación por la “marcha almeriense” continuó, los pubs y las discotecas nos abrían sus puertas y tuvimos tal éxito, que hasta las jóvenes minifalderas y los jóvenes de todos colores y razas “se nos tiraban” al ver el derroche de energía que transmitíamos, y el efecto que en nuestro cuerpo producían las ceñidas camisetas ( casi ná ). Como veíamos que no íbamos a dar abasto a tanta demanda, decidimos retirarnos a tiempo, y no sin algún problema conseguimos subir a los taxis que nos llevaron de vuelta a casa.
Dicen que el pepino que le ponen al gin tonic, es lo que te hace daño, y por eso me acuerdo de poco desde esos últimos momentos de la velada. Comentan que mientras mis compadres se retiraron a la alcoba principal, en las demás habitaciones hubo marcha para rato, pero el que les habla no se enteró. Eso sí, a la mañana siguiente café con leche con aspirinas, ya que la salivilla todavía andaba un poco espesa. El paseo marítimo nos ofreció una luminosa mañana con la que acabamos estas horas dedicadas a los jóvenes novios, y ....a casa por donde habíamos venido.

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