La rosa y el número 8

Un sudor frío resbaló por mi frente cuando abrí el sobre y a tientas tomé entre mis dedos la roja rosa. El misterioso recorrido seguido por esta nueva señal hace que mis manos tiemblen al posarse sobre el teclado y la garganta se quede seca con tan solo pensar en el tenebroso acontecimiento. Hace años que el número 8 me acorraló durante noches y noches. Las pesadillas se adueñaron por completo de mis sueños, y tano sólo pensar en la oscuridad hacía que mis pulsaciones se dispararan actuando como martillos en mi cerebro. Ocho largos años han trancurrido, ocho visitas posteriores a ese espeluznante lugar de donde nunca debió salir ese número ocho, y ocho veces que esa misteriosa figura vestida de negro se me ha cruzado en el camino que suelo frecuentar a diario.

La desconocida anciana tenía rázón cuando, con palabras casi ininteligibles, me anunció que una nueva y fatídica señal aparecería en mi vida, esta vez en forma de rosa. Su viaje desde el innonbrable lugar se inciaría un Jueves Santo, justo al atardecer y recorrería pesadamente todas las curvas del camino hasta llegar a la ciudad. Entre las últimas luces llegaría junto a un mensaje : " ¡Hola se omde vives".
El diablo, no paso de la egebé y en el más allá no hay Educación de Adultos, ni falta que hace. Una ronca voz se escucha en el silencio de la noche, miro por todos los lados, me cuesta trabajo respirar, mis manos están sudorosas, busco desesperadamente el origen del sonido e impulsivamente lo golpeo una y otra vez, y otra y otra, hasta que me doy cuenta de que me he cargado el reloj despertador.
Al día siguiente, más relajado, recuerdo las instrucciones que me han llegado del otro lado de la escalera, y lo entiendo perfectamente, todo tiene sentido, para acabar con el maleficio : Antes del mes ocho, hay que beberse ocho botellas de buen vino con otras ocho personas, con ocho platos diferentes y que éste ( el vino) sea tan rojo como las rosa más oscura. Sólo después de esto la paz volverá a mi interior,....y al vuestro.