No miento, he probado muchos aceites, y el mejor...el del "Convento".

Vaya peloteo, espero que me traten bien cuando lleve mis miles y miles de kilos de aceituna. Si no fuera así, y la cosecha se redujera a unos cuantos cientos , por lo menos me quedará el recurso de comprar directamente un buen aceite. La otra tarde, después de bien comidos, disfrutamos de una instructiva visita a la almazara El Convento. Por allí no vimos freiles, ni monjas, y poquitas vírgenes, pero donde hace casi trescientos años "oraban et laboraban" los clérigos, hoy se produce un zumo de aceituna ideal para "mojar la sopa". Aunque un poco lerdos, el esfuerzo del ponente consiguió asentar en nuestras aserrinadas cabezas, las ideas básicas para identificar un buen aceite, o por lo menos, y quizá lo más importante, a descubrir el malo, que con la picaresca que hay no es poco.







Avinado, rancio, húmedo, atrojado o afrutado, picante y amargo, no son respuestas del "Pasa palabra",son características que aprendimoso a aplicar a este antiguo alimento,que resultó ser más viejo que el sol. Y si pasadas una semanas no nos acordamos, siempre sabremos a quien preguntarle. La nueva cosecha de aceite está al salir y la de vino, y la de berzas, y de todo, menos de boniatos, que se resisten a salir. Ya podemos ir preparando el Omeoprazol, o la manzanilla, que con la crisis no nos va a quedar un duro ni para medicinas.


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