
En la Siete Fuentes, al regreso, nos sorprendieron los colegas caminantes que prefirieron comerse unos churros y hacer una caminata abreviada, pero que de todas formas hay que aplaudir para que se animen, y poco a poco vayan cogiendo el pulso y el gusto por andar. Cayetano, discreto él, se portó como un "hombre" y no paró de correr de la cola a la cabeza todo el grupo. Tres horas y media, nos sirvieron para ganarnos un refrigerio y hacer honor al nombre del grupo: "A las dos en el abrevadero".
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