Rutas por la Comarca de Baza: Cortijo de la Moña.



Entre las muchas cosas que todos desconocemos de nuestra comarca, hay una que especialmente me llama la atención. Me refiero a los cortijos, esos cortijos que en su día fueron morada de familias numerosas, con abundante presencia de animales y donde la vida transcurría en una monotonía dura y valiente, solo apta para personas fuertes, como lo fueron la mayoría de nuestros antepasados. Cortijos derruidos en su mayoría y construidos en su día  sobre colinas, desde las que  se divisa Baza y otros pueblos de nuestra comarca. Mirando desde ellos, y con los medios que hoy tenemos, parece que la distancia a la “civilización” es corta, pero haciéndonos una idea de los transportes de antaño, llegar a Baza por ejemplo era cuestión de varias horas de caminata o de mula. 
Cortijo de la Moña
Hoy hemos visto el Cortijo Sevilla y el Cortijo de la Moña,cercanos ellos al Cortijo de Arredondo, dejándonos a un lado, y para otro día el de Buenavista. Todos ellos se encuentran en el llano comprendido entre la carretera de Murcia y la de Benamaurel, los dos mantienen elementos que nos hacen ver lo que en su día fueron. Elementos arquitectónicos que recuerdan épocas de bonanza, y que no esperamos ver en construcciones que se encuentran “en medio de la nada”. El Cortijo Sevilla cuenta con una decoración exterior en la que destacan las molduras de las ventanas, la hornacina que en su día pudo albergar alguna imagen de carácter religioso y las casas aledañas que evidencian la intensa actividad que en el pasado tuvo que tener. Respecto al Cortijo de la Moña, intentaremos averiguar algunos datos de su pasado, pero simplemente con dar una vuelta por sus ruinas, vemos enormes espacios cubiertos que en su día bien podían servir para guardar carruajes o las primeras máquinas que aliviaron la dura faena de los agricultores. En los alrededores , se ve la blanquecina tierra de labor que era el sustento de los moradores de estos cortijos en aquellos tiempos.
Una agradable bienvenida


El numeroso grupo de esta mañana ha pasado en su caminata por el Cortijo de nuestro amigo Antonio Suárez, que ha salido a saludarnos y nos ha obsequiado con una copita de aguardiente para hacernos más llevadero el camino. Ha participado de nuestras bromas y del “tejemaneje” que traíamos, y le hemos prometido volver cada año, por estas fechas,…. jejejeje,…. contamos contigo. A la vuelta, comida de hermandad, con el maestro arrocero Mariano, estupenda como siempre, y después toda una variedad de postres, que nos han hecho recuperar en cuestión de minutos todas las calorías perdidas en la caminata. El cachondeo y el buen humor de todos los andarines hace que esas mañanas de domingo sean especiales, y nos permiten “descargar y cargar las pilas” en cuestión de horas. Más de tres horas de caminos y doce kilómetros que sumamos a nuestras zapatillas. La resistencia de los/las caminantes, está  “a prueba de bombas” y eso se nota cada día por la frescura con que terminamos las rutas. El vino del Bancal ha sido celebrado por todos/as una vez más,  y ha hecho que nos salgan a más de uno y una los coloretes, que en un principio creíamos que eran del sol,al tiempo que alguna asnería que otra ha demostrado lo bien que estaba el ambiente. El Pino de la Señora, o las aldeas del Tesorero y el Moro, serán nuestros próximos objetivos si el tiempo, y  aunque parezca extraño,espero que sí, no lo impiden.

Como dijo Diego, una "arrozmería"


Cachondeo no falta

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