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Los andarines en hilera por la Rambla del Baul |
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Ruinas de la Fábrica de Pardo |
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Imponente el Pino de la Señora |
Es la segunda
vez que subimos, y si no pasa nada volveremos a hacer esta ruta en el futuro.
Se trata de un camino para enseñar, todos han oído hablar del Pino de la Señora, pero no todos lo han
visto. Este impresionante árbol de más de trescientos años de vida y una altura
de unos diecisiete metros y seis de diámetro se impone en este profundo paisaje
y hace pequeño a todo el que se acerque a él. El hueco en la parte baja de su
tronco, realizado por la mano del hombre para extraer astillas, pone de
manifiesto el flaco favor que hacemos a menudo a la naturaleza.
Desde el
antiguo puente de la carretera, venta de Baul, iniciamos el ascenso hasta llegar a la fábrica de Pardo. El sendero
discurre por el margen de la Rambla del
Baul hasta llegar a las ruinas de la antigua fábrica, y a partir de ahí cruzamos el arroyo por los
inestables palitroques que nos ponen al borde del remojón. Dejamos la Rambla
para tomar a la derecha, el Barranco del Resinero donde disfrutamos
de una variada flora como los enebros,
álamos negros, arces granadinos, etc. además de otros muchos arbustos que hacen
que al llegar a la casa las botas huelan a plantas que nos recuerden la ruta. Desde ahí seguimos subiendo hasta adentrarnos en el pinar donde no
espera nuestro objetivo, un sencillo prado en el que se impone majestuosamente el Pino
de la Señora.
Las fotos que los
andarines nos hacemos en el tronco, no representan realmente el porte que tiene el árbol,
por eso es casi obligada su visita, a la que animamos a los lectores
interesados en nuestras rutas. Pequeñas manchas de nieve aparecen en los
alrededores y la umbría del lugar hace que el sudor se convierta rápidamente en
frío, por lo que el refrigerio lo hacemos con cierta rapidez pensando en la
bajada, entre otras cosas por salir de nuevo a la zona soleada. Dos horas de
subida y una hora y media de bajada han sido necesarias para cubrir esta marcha
que ha agradado a los andarines que la hacían por primera vez. En definitiva,
una sana forma de pasar el Viernes Santo y una merecida cerveza en el Urbano,
al que hemos llegado para brindar por la ruta conseguida y por estar una vez
más …A las dos en el abrevadero.
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