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Espectaculares formaciones rocosas |
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Detalle de un cortijo serrano |
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Uno de los peñones-majada |
De fenomenal
podemos denominar la ruta de hoy. Se trataba de conocer lugares pintorescos de
nuestra vecina Sierra de Castril, y para ello debíamos contar con la ayuda de un
guía que nos pudiera ayudar a adentrarnos por las veredas y senderos de este
parque natural y así evitar que entrásemos en el síndrome del “corralito”, al que
somos tan aficionados. Nuestro amigo Gregorio, de Huéscar, ha sido un excelente
anfitrión por ser casi nativo de estas tierras. Con un conocimiento minucioso
del lugar, nos ha ido guiando por los senderos de los Hoyos de Moreno. Desde los tubos
próximos al nacimiento, se inicia el ascenso por unas exigentes cuestas que no
han amedrentado al personal, muy al contrario, el grupo de andarines “se han
venido arriba” motivados por el
extraordinario paisaje y las explicaciones de nuestro guía. Casi sin
darnos cuenta, hemos llegado al Cortijo
de los Peñones y a la majada próxima. Esta majada es peculiar por
aprovechar dos enormes riscas como abrigo para el ganado, y a las que no nos
hemos privado de escalar para disfrutar aún más de la visión que desde ellas se
domina.
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Caminos de cabras para los caminantes |
Las cuestas no terminaban y con otro esfuerzo
supremo hemos llegado al punto más alto del recorrido. Una foto bajo un enorme
pino de peculiar ramaje ha marcado el cambio de tendencia, y donde era una
exigente subida ahora era una pronunciada bajada. El camino nos ha conducido
hasta el Barranco de las Canalejas y si nos
creíamos que lo mejor se había visto, estábamos equivocados. Este barranco es sencillamente espectacular, las formaciones
rocosas, algunas con aspecto fantasmagórico, han hecho que los andarines no
parásemos de lanzar exclamaciones de asombro ante este magnífico paisaje. A
través de este perdido sendero por el corazón de la Sierra castrileña hemos ido
descendiendo, no sin muchas dificultades, hasta llegar de nuevo al punto de
origen.
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Algún culazo que otro también nos dimos |
Tres horas y
media y más de diez kilómetros han sido necesarios para cubrir esta ruta, a la
que prometemos volver para compartir con los andarines que hoy no han podido disfrutar de esta aventura. La dificultad superada nos indica que el grupo está “que se
sale”, y que no hay objetivo que se nos resista. Mención especial creo que merece
nuestro amigo/guía Gregorio, por la amabilidad, atención y paciencia que hoy
nos ha dedicado.Como andarín
integrado en el grupo, ha sabido cumplir con uno de los preceptos que nos
definen, y hemos acabado exactamente ….A
las dos en el abrevadero, disfrutando de una fresquita cerveza en tierras
de Castril.
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