Si dejamos el coche en el kilómetro 45 de la carretera de Caniles a Escúllar y tomamos el camino que nos entra a la derecha, en el sentido de la marcha, ( 37°21'23.6"N 2°43'57.6"W ) llegaremos de después de un par de kilómetros de descenso a una pequeña aldea situada sobre el arroyo de Moras. Quizá no nos esperábamos tanta actividad en el lugar, así que la presencia de agricultores y animales domésticos llamó nuestra atención hasta el punto de que al comenzar a hacer fotografías, gastamos más de una broma por parecernos más a un grupo de turistas venidos de lejos, que a unos cuantos bastetanos y canileros paseando por nuestra sierra.
Ahí empezaba realmente la excursión que pretendía ver todo el cauce del Moras a su paso por estos lugares, la acequia que lleva su nombre, con un gran caudal de agua,va regando los fértiles campos primorosamente cuidados, augurando buenas cosechas dada la calidad de sus tierras bien resguardadas y la abundancia de agua para su riego. Asímismo es de interés para el caminante la sucesión de cortijos que forman parte del conjunto denominado "La Semana" y que ya fue objeto de una ruta hace algunos años.
Recuerdo al lector, que cada uno de estos cortijos se denomina como el día de la semana, que coincide con aquellos en los que "les tocaba el agua".Todos estos alicientes hacen que se trate de un recorrido verdaderamente agradable. Al pasar el cortijo del Jueves, giramos hacia la rambla del Cigarro, y cambia radicalmente el paisaje, lo que antes era un camino agradable se convierte en un manto de arena espesa que dificulta la pisada, y lo que eran tierras fértiles, se convierten en espartales y poco más. Además la pendiente empieza a notarse y el calor también, por lo que los últimos kilómetros se hacen un poco más lentos, obligando a realizar varias paradas hasta alcanzar de nuevo la carrera GR-8101 y al final del trayecto.Una cerveza para brindar por la ruta conseguida y una jornada más para los andarines de A las dos en el abrevadero.
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