RUTAS DE A LAS DOS EN EL ABREVADERO: EL TESORERO

     



    Hablar de las aldeas abandonadas en nuestra Sierra de Baza es hablar de pasado, de huellas, de reflexiones, de deseos y de todas y cada una de las sensaciones que estos lugares le producen al visitante. Encontrarse ante las ruinas de una aldea serrana con sus casas alineadas, intentando formar una calle al paso de una acequia que abastecía de agua a los vecinos, nos hace imaginar el trasiego de mayores y niños en sus múltiples quehaceres diarios. Si disponemos de una mínima información, podemos reconocer los distintos "barrios" de la aldea: los Cortijos de Arriba, los Cortijillos, las Eras, las casas de la Acequia de Aedo, las Casas del Tío Justo, etc. En ellos cada  vivienda es una historia y un pasado, del que hoy solamente quedan las paredes mudas, derruidas en muchos casos o  camino de estarlo.

El Catastro de Ensenada del S. XVIII ya mencionaba la Acequia de Aedo y  cuando los andarines nos hemos visto en 2.019, ante la casa de la curandera del barrio ( Inocencia Martínez) o ante la casa del alcalde ( Diego Martínez Reche) de la familia de los "Galindos", o ante la casa de Encarnación Santander, o tantas y tantas otras que allí vivieron, no hemos podido dejar de sentir una extraña sensación de melancolía ante estas viejas paredes que parecen querer hablarnos.

Recomiendo su visita como en otras tantas ocasiones, y la recomiendo sin prisas, para poder andar entre sus ruinas, entrar en alguna de estas viviendas donde aún se pueden encontrar algunos objetos de uso cotidiano, observar el paisaje que desde ahí se divisa: las alturas de Falconete, las riscas de Juana la Alta, el Peñón del Ciervo, etc. o simplemente quedar unos minutos en silencio. 
Hoy no ha dado tiempo para más, otro día iremos a Don Martín, al Moro, Benacebada, etc. y seguiremos recomendando que los bastetanos nos acerquemos y conozcamos más nuestra querida Sierra, lo que es y lo que fue.








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